Desde épocas antiguas, los seres humanos han dejado el
conocimiento a través de sus diferentes medios (escritura jeroglífica con los
egípcios, escritura cuneiforme, los mesopotámicos escritura alfabética con los
romanos etc. Cada época se adapta al momento que le toca vivir y guarda su
enseñanza en cueros de animales, paredes, cuevas, en papel etc. Pero al mismo
tiempo, comparte sus conocimientos de manera presencial; es decir surgió dentro
de aquellas sociedades antiguas, un ser humano sensible llamado por todos:
maestro, rabino, mediador, profesor etc.
El profesor en las sociedades antiguas como la griega y la
romana tenían como objetivo formar a un guerrero, un héroe que demostrara en
las batallas su fuerza, valentía y hechos extraordinarios.
En la actualidad, S.XXI, el papel del docente va más allá
del término “enseñar”. Enseñar es una acción que requiere de responsabilidad y
un compromiso amoroso, para con los otros, ya que el docente es la figura que
moldea a un ser humano. Cito: “ Enseñar es mucho más complejo y profundo, más
comprometido”1. Así, el docente conciente de su labor constructiva,
tiene el compromiso de trabajar de la manera más eficiente (con calidad) con
las pequeñas personas que le fueron encomendadas. Por lo tanto, enseñar es
propiciar un cambio , una acción integral entre maestro y alumno, el primero
guía las actividades, el segundo aplica lo aprendido.
Pero no solo la enseñanza se lleva a cabo en el salón de
clases, sino que el niño es observador de los hábitos y habilidades de su
maestro, éste lo ve como un estereotipo; un modelo a seguir como seguir ciertos
hábitos: llegar temprano, ser responsable, ordenado; tener la idea de servir a
la sociedad con calidez, respeto, honestidad y profesionalismo.
La tarea del docente es enseñar, sino como él se prepara o
capacita de manera continua para dar un conocimiento actualizado, basado en una
preparación útil, para la sociedad globalizada en la que el niño vive: “sin el
estudio constante, sus conocimientos y desempeño resultan pronto obsoletos”2.
El docente da conocimientos, pero cómo sabemos que el niño
aprende o cómo desarrolla ese proceso de aprendizaje; por ejemplo el maestro de
español aborda el tema: Mitos del mundo, compara y habla de las diferencias
estructurales entre los diversos tipos; ¿Cómo el alumno ha asimilado y ha
aprendido este tema?, la respuesta es evidente, cuando el maestro solicita de
tarea una investigación: Un mito fundacional. El niño recordando las características
selecciona el correcto, “Roma, Romulo y Remo”, lo comparte en voz alta en el
salón de clases y menciona el por qué es un mito fundacional. Así, el profesor
sabe que el alumno ha cumplido con los propósitos deseados: disposición para
llevar a cabo su tarea, motivación personal para leer el mito y compartirlo;
éxito por llevar el mito correcto y esperar un premio.
Para concluir con el tema de la enseñanza y los hechos del
aprendizaje; el profesor tiene la satisfacción de haber cumplido con esa gran
responsabilidad humana: que realmente el alumno aprenda y acrecentar en el niño
el deseo de saber.
1. Cfr. García González Enrique. El
maestro y los métodos de enseñanza, en antología de Investigación
Pedagógica 1, Editorial Trillas,2000, pág. 18
2. Ibid. Pág. 17.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario